Quiero tener pareja, ¿qué puedo esperar?

¡Quiero tener pareja!. El tema de las relaciones personales es una cuestión difícil y uno de los motivos escogidos para ser infelices.

Hace no muchos años, nuestros abuelos, e incluso algunos de nuestros padres, habían sido educados con el fin de encontrar una pareja y casarse para tener hijos. El hombre sería el responsable de proporcionar el sustento familiar y la mujer la fiel administradora y ama de su casa responsable de las tareas del hogar, «Sus labores», que era el nombre que se ponía en el apartado de Profesión de cualquier formulario a cumplimentar.

Desde los cuentos infantiles que nos leen cuando aún no hemos aprendido a dar un solo paso, hasta las películas que seguimos viendo en la edad adulta habiendo cumplido ya los 40 años, el mensaje transmitido, es «Hay un príncipe azul o una princesa esperando a que se encuentren para ser felices para siempre».  Y frases poco acertadas, como: Solo puedo ser feliz si encuentro una pareja, hacen que no tener pareja siga teniendo una sombra de infelicidad a la que se enganchan algunas personas en busca del príncipe azul.

Pues afortunadamente el objetivo y el significado de una relación ha sufrido un apasionante cambio en estos años. Tanto el hombre como la mujer son autosuficientes, (o al menos, comienzan a serlo en gran medida). Pero el concepto de obligatoriedad a encontrar una pareja sigue siendo un estigma para aquellos que no se encuentran con su llamada «media naranja».

¿Se puede ser feliz sin tener pareja?, o ¿para ser feliz tengo que tener pareja?

Las respuestas a estas preguntas supone parte de los pilares de nuestra educación. Parece que tener una persona a nuestro lado ha sido hasta ahora lo estipulado por ley natural. Y por tanto el no tener pareja, produce sufrimiento.

Ahora bien, ¡Quiero tener pareja! es una de las frases que oigo a menudo en la consulta. Ser feliz no está condicionado a tener o no tener pareja. Y SI, se puede ser feliz sin tener pareja. Al igual que se puede ser infeliz por la obligación de tener una pareja.

Quiero tener pareja por miedo a estar solo.

A menudo el miedo a quedarse sin pareja empuja a la persona a realizar la selección de la persona con la que quiere convivir, de una forma precipitada, sin pensar en las cualidades del otro y de si esas cualidades serán compatibles con las cualidades de uno mismo. Este punto es uno de los motivos por los que comienzan a surgir los conflictos y reproches entre la pareja.

Quiero que haga y sienta lo que tiene que hacer y sentir

Pero resulta que la pareja hace algo completamente distinto. Uno de los errores de las relaciones es pensar que la pareja tiene que hacer o sentir lo que yo creo que debe de hacer o sentir. Pero no es así, cada individuo es único y la percepción y la respuesta a las emociones son muy personales. En una pareja para que funciones es sumamente importante el respeto. Es decir, conocer las cualidades y aspectos de mejora de la pareja y respetarlas, sin culpabilizar a la pareja de la infelicidad de uno mismo. No se puede esperar que el otro haga o diga lo que nosotros esperamos que haga o diga. No podemos cambiar a la persona que tenemos a nuestro lado, es importante aprender a amar tal y como es, sin intentar que fuera como uno quiere. Si esto no es así, difícilmente se puede llegar a una armonía en la relación.

Es importante realizar una autocrítica

Efectivamente cuando surge una relación hay muchos puntos que deberán engranarse para que la relación funciones, pero también hay que valorar cuales son las cualidades y puntos a mejorar en esa relación por parte de uno mismo. Y esforzarse en esa mejora. Siendo un aprendizaje, se puede modificar la conducta para conseguir mayores beneficios. Si yo trabajo para estar bien, será más fácil conseguirlo, que si trabajo para criticar al otro. Es importante hacer una autocrítica de los defectos propios, y a la vez saber mirar las cualidades del otro, de esa forma podremos valorar si las cualidades compensan aquello que no nos gusta, evitando crítica y juicios que acaban minando la relación.

La comunicación paso previo para la confianza

» Lo que no se dice, no se sabe».  La comunicación en una relación es primordial. En tiempos pasados, se hablaba a los padres de «usted» y decir «te quiero» tenía un tinte casi prohibido. Aún hay personas que les cuesta decir «te quiero», parece que eso supone un arma de doble filo. Ya bien porque si se dice, uno de los dos se siente atrapado, y salta la alarma. O bien porque, si no se dice el otro cree que no lo siente.  Pero en una relación si queremos que funcione hay que atreverse a exponer las expectativas de cada uno siempre desde el respeto. Es decir, sin enfadarse porque las expectativas del otro no me gustan.  Sabiendo desde el principio a qué atenerse, será entonces cuando comience a surgir una relación desde la libertad y la confianza. Tan importante es hablar, como escuchar. Estar a la defensiva, lo único que provoca es conflicto.

Es importante respetar al otro y a uno mismo

Hay que ser uno mismo, sin perder la ilusión por las cosas que emocionaban antes de conocer a la persona con la que entablar una relación.

Ocurre a veces que el amor puede ser entendido como la cesión absoluta, «si no hace lo que yo digo, es que no me quiere», pero hay tiempo para uno, para el otro y para los dos juntos. Es importante respetar los pensamientos, los momentos, los hobbies, las manías o las costumbres de la pareja, por las dos partes. De esa forma se conseguirá adaptarse al otro e incluso descubrir nuevas experiencias que pueden ser muy enriquecedoras.

John Gottman, director del «Reelationschip Research Institute» y profesor emérito de Psicología en la Universidad de Wahington describe como resultado de sus investigaciones que hay cuatro factores destructivos de la pareja, los llamó Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: 

La crítica, la actitud defensiva, encerrarse en sí mismo y el desprecio, (muestro este video que puede resultar interesante).

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Como dato adicional:

Inés Alberdi en su libro "La nueva familia Española" recoge valores que han ido transformándose a lo largo de décadas en la familia, como Libertad y bienestar, ética de la igualdad, solidaridad y aumento de la diversidad y la tolerancia. Alberdi, I. (1999). La nueva familia española. Madrid: Taurus.

 

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